Coordinador: David (Keeo)
Scouters: Jorge (Gran Castor Marrón), Clara (Malak), Aitana (Burbuja), Nuria (Rusty).
La colonia, es decir, el grupo de castores, comprende a educandos de 6 a 8 años. Es la edad de la infancia por excelencia, en la que hay una máxima ilusión por descubrirlo todo y donde crearemos en ellos actitudes de amistad y participación.
En la colonia, los castores aprenden y adquieren valores bajo el marco simbólico del libro "Mis amigos del Bosque", es por esto por lo que los scouters de esta rama tienen nombres de los personajes del libro, tales como Keeo, Malak, Ojo de Halcón, Burbuja, etc. En este libro están todos los elementos necesarios para crear el ambiente fantástico que necesita la colonia. Desde los primeros pasos del “castor sin paletas”, su aprender a "COMPARTIR" para realizar un trabajo común y renunciar al egoísmo tan característico de esta etapa, la identificación con Keeo, la apertura hacia los demás y el nado hacia arriba en búsqueda de nuevos horizontes: la manada.
A través de juegos y canciones van desarrollando rutinas y haciéndose responsables de sus acciones. El juego desarrolla la imaginación y la pone al alcance del adulto para hablar así el lenguaje del niño y educarle en diferentes áreas y responsabilidades.
En esta edad es fundamental que vayan adquiriendo responsabilidades, tanto personales como colectivas. Desde la adquisición de hábitos de higiene corporal, hasta los conceptos de que “cada cosa tiene su sitio” o que todos debemos ayudar a recoger después de una actividad.
Los castores se van haciendo así personitas más autónomas, capaces de resolver situaciones y adquiriendo capacidades que les acompañarán el resto de su vida infantil, juvenil y adulta.
Los castores tienen su propia promesa, que dura durante toda su etapa de castor, lo que implica llevar la tan característica pañoleta. Al llegar a la manada es retirada para prepararse y afrontar nuevos retos en su promesa de lobato. El color asociado a los castores es el azul clarito. El saludo del castor con promesa es con el dedo índice y corazón formando lo que serían las paletas de un castor.
1- Desarrollar la vida en comunidad vivida en la colonia de Castores.
2- Adquirir, conforme a las posibilidades personales, un nivel de autoestima y seguridad suficiente para valerse en el desarrollo de la vida cotidiana y de la rama, empleando las propias aptitudes, agotando limitaciones, y apoyándose en los scouters/grandes castores para resolver las necesidades más inmediatas.
3- Mostrar una actitud positiva de cuidado e higiene hacia el propio cuerpo, desarrollando un conocimiento, coordinación y expresión del mismo en función de sus posibilidades.
4- Contemplar con curiosidad el entorno físico y natural más próximo, captando las características y propiedades más importantes de sus elementos.
5- Relacionarse en forma constructiva con los demás, respondiendo con actitudes positivas de cooperación y aceptando la orientación de los adultos.
6- Iniciarse en el mensaje cristiano, en una comunicación sencilla y adaptada al castor.
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